Más Que Felicidad: La Auténtica
Búsqueda Humana
A
veces, en la maraña de expectativas que impone el mundo, el deseo más profundo
se revela extrañamente simple, casi un susurro. Hay una frase de Bukowski que
resuena con particular fuerza: "Ni siquiera pedimos felicidad, solo un
poco menos de dolor." Y es que, al leerla o escucharla, se experimenta un
reconocimiento tan hondo que resulta difícil de articular. Es como si alguien,
hace décadas, hubiese formulado la verdad más honesta de la propia existencia
humana.
No
es que la vida sea una sucesión interminable de desgracias. No se trata de una
visión en blanco y negro, ni de una invitación a la autocompasión. Existen
momentos de euforia, risas descontroladas, la dicha de contemplar un amanecer
perfecto o de sentir una conexión profunda con otro ser. Pero si se observa con
detenimiento, la constante, el hilo conductor que realmente define los días, es
la gestión de esa incomodidad latente, de esa punzada que aparece sin avisar,
de la ansiedad que se instala en el pecho cuando menos se la espera.
La
felicidad, esa que se vende en las redes sociales y las películas, parece una
meta lejana, un estado de gracia inalcanzable para la mayoría. Con el tiempo,
se aprende a dejar de perseguirla con esa desesperación. Se comprende que la
verdadera victoria, la que realmente permite respirar, es conseguir que el peso
se aligere un poco. Que el nudo en el estómago se afloje, que el insomnio no
robe otra noche entera, que la preocupación por el futuro no ahogue por
completo.
Un
"poco menos de dolor" es, para muchos, un día sin sobresaltos
innecesarios. Es la tranquilidad de saber que los seres queridos están bien,
aunque sea por hoy. Es encontrar una distracción que rescate por un rato de los
pensamientos recurrentes que taladran la mente. Es un café caliente en silencio,
un atardecer que roba el aliento, una canción que transporta. Son esas pequeñas
treguas las que permiten recargar la batería y seguir adelante.
Porque
la vida es eso, una lucha constante. Y a veces, la resistencia no consiste en
escalar montañas o alcanzar cimas gloriosas, sino simplemente en no caer al
abismo. En la honestidad brutal de esta frase, se encuentra un consuelo, una
validación. Recuerda que no se está solo en esta búsqueda de la calma en medio
del caos. Y quizá, solo quizá, el verdadero acto de valentía no sea fingir que
todo está bien, sino reconocer que, a veces, lo único que se pide es que duela
un poco menos, y en esa aceptación, encontrar una forma de paz, una que se
siente mucho más real y tangible que cualquier ideal de felicidad impuesta.
Wenpaboss
Comentarios
Publicar un comentario